viernes, 20 de septiembre de 2013

Campos baldíos


Contra todo pronóstico, la cita con el italiano fue un fiasco. Me presenté en su casa sobre las once de la noche con un  único objetivo: darme un buen meneo. Llevé una botella de vino que salió agriado. En ese momento no me di cuenta, pero era claramente un presagio de lo que iba a ser la cita.

Hablamos un poco, copas en mano y de repente empezó a besarme. A partir de ahí todo fue de mal en peor. El chico tatuado con pinta de malote era nefasto en los temas de alcoba. No había ni una sola cosa que se le diera bien. 

Esta poca maña me pilló por sorpresa y mientras me metía la lengua hasta la "gargamella" pensaba que ya mejoraría en el paso siguiente. Pero para nada. Ni siquiera tocaba bien y eso que es pianista. El miembro no se le levantaba con ningún tipo de estimulo y en el momento más inesperado se corrió. Hay de todo en la viña del Señor. El peor polvo de mi vida sin duda.

Lo curioso del caso es que ayer me escribió preguntándome si nos tomábamos otro vino. Quizás quiere mejorar lo que hicimos porque ya se sabe que la primera vez a veces cuesta. Pero eso no tiene margen de mejora,  así que le di largas muy amablemente. Porque si algo soy, es educada.

A todo esto ayer tuvo lugar la operación Campos de Trigo. Mi amigo estaba con un grupo de ex compañeros de universidad, entre ellos mi objetivo, en una terraza de Gracia. Una amiga y yo aparecimos como por casualidad. Nadie sospechó que eso podía estar preparado, uno, porque llevábamos toda la semana forjando el plan y no había margen de error, y dos, porque nadie podría imaginar que unos treintañeros hicieran algo así.

La cuestión es que fue una noche muy distendida y agradable pero Campos de Trigo no me gustaba. Lo recordaba más alto, más rubio y con menos cejas. Algo en mi mente estaba distorsionado tres años atrás. 

Pues eso, que los dos frentes del final del verano han muerto en un visto y no visto. Últimamente me duran un suspiro. Creo que necesito un curso de "Cómo hacer para que te duren los ligues". Si alguien sabe de alguno que me lo diga.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

El final del verano


El verano se acaba y muero de pena. Este del 2013 ha sido muy guay pero sería bestia calificarlo de  "l'estiu de les nostres vides" como reza un grupo de Whatsapp que tengo. Bueno, que tenía, porque un día en Menorca me desperté rollo zen y me quité de este grupo y de Bombones, Putichat, Ropa que nunca me pondré, Quiz de Cambrils, Tetichat (Only for Constipated), Núcleo Oscuro, Niños Chicos, Iberian Grandeur y Breaking Bad.

Salvé a Freiburg, Putos Jefes, Rubias y Las Rubias, estos últimos formados por diferentes grupos de rubias. Después de mis desplantes recibí muchas críticas, pero ya tengo un estatus en el que me puedo permitir estos actos de rebeldía y la gente me quiere igual. Ahora el núcleo más duro ha creado Amigos y es, junto con Freiburg, mi grupo más prolífico.

Y eso, que salgo de la oficina y ya es negra noche, que mi piel ya no tiene color aceituna, que ya no me emborracho cada dos días, que me tengo que tapar por las noches y que ya no tengo ganas de quedar con los del Pof, aunque se acumulan más de cuarenta mensajes en la bandeja de entrada. Que se acaba el verano y yo no estoy preparada.

Harvard, del anterior post, nunca apareció pero los últimos coletazos del verano me han traído dos nuevos  frentes. Bueno, uno de ellos no es nuevo, sino es un comeback a lo grande. Tan grande como sus cejas que en su día fueron bautizadas como Campos de Trigo porque son rubias y frondosas.

A Campos de Trigo lo conocí hace tres veranos en una comida en casa de la suegra de mi hermana. Recuerdo que ese día me puse shorts y me lavé el pelo, cuando a estas cosas suelo ir hecha un adefesio. Como ayer, que crucé toda Barcelona con la parte de arriba del pijama. La cuestión es que llegué a ese piso de Sarriá - que ya no existe y me da pena- y aparecieron de la nada tres amigos de mi cuñado de su época Erasmus.

Campos de Trigo me gustó desde el primer momento. Alto, rubio, cuadrado, tímido, catalanet y con pinta de inteligente. Además su nombre es igual que mi apellido, que a su vez es como yo llamo a mi adorado padre. Estuve toda la comida intentando llamar su atención pero estaban todos muy entretenidos con sus batallitas del pasado y yo pasé el rato con mis sobrinitos, por aquella época dos bebés. A ver, Tan ya tenía dos añazos pero como no tenía pelo podía pasar por un bebé grande. A mí también tardó en crecerme mucho el pelo pero yo fui rubia y ella castaña. Yo pensaba que los calvos infantiles luego salían rubios. Mi hermana siempre dice con cara de asco que la niña tiene el mismo pelo que yo. No entiendo esa cara. Como es fino y rizado, debe pensar que no es práctico, y en mi familia lo que no es práctico es malo. Este verano le ha cortado el pelo como a un niño. Le da igual que Tan diga que ahora con el pelo corto no puede ser una princesa. Mala madre.

La cuestión es que después de esa comida yo volvía a casa en la moto diciendo cosas del tipo: "este hombre va a ser el padre de mis hijos". En la moto se me ocurren grandes cosas siempre. Últimamente me ha dado por insultar a la gente. No sé, debía estar muy pero que muy aburrida en esa época porque le busqué en Facebook y le añadí a mis amigos. Me costó poco encontrarlo porque además de mi cuñado tenía otros amigos en común: la colla kinpal. Fue a través de ellos que me enteré que el tío siempre estaba soltero y que era adinerado.

Un día, también muy aburrida, le envié un mail diciéndole que si le apetecía podíamos tomar algo y no sé qué más. Recuerdo que fue un mensaje que reescribí varias veces y que al final me quedó informal y divertido, como si lo hubiera escrito en un momento. Tardó unos días en contestarme y cuando lo hizo, me dio largas. Fue una sorpresa para todos porque, aunque yo no lo creo, mis amigos dicen que es muy feo y es sabido por todos que yo soy resultona.

Pasaron los años y yo me contentaba con mirar su Facebook donde siempre sale haciendo deporte, comiendo o participando en actos lúdicos. Hoy, por ejemplo, está en Amposta para formar parte de la Vía Catalana. Yo ya lo daba por perdido hasta que el otro día el amigo que también está en Pof me dijo que le había visto y que iban a quedar para tomar una cerveza. A todo esto, a éste el otro día le presenté a la chica que le pegaba un montón y no hubo feeling... no tuve buen ojo esta vez.  Sé que mezclo muchas ideas, ¿alguien me sigue? Seguro que Hel sí.

Pues nada, que ya está preparado el dispositivo para que el día que queden yo pase como por casualidad. Y después ya improvisaré. Ya veis que es un frente muy débil, parezco un amigo que ve frentes donde no los hay. Fontdefrentes le llamamos, haciendo un juego de palabras con su apellido aristocrático. Pero, aunque a veces me burlo, yo le entiendo, de algo hay que vivir.

Como me he enrollado tanto ahora ya no puedo contaros el segundo frente. Este es mucho más seguro. He quedado esta noche para beber vino con un italiano con ortodoncia, hippie, pianista y un poco guarrote que conocí el sábado por la noche. Ya os contaré. 

También, en un día tan señalado como hoy, quería hablaros sobre mi catalanismo, que a lo largo de los años ha sufrido muchos cambios. Una pena porque es un tema muy interesante. Pero no hay más tiempo y no creo que en otro post pegue hablar de esto.

En la foto, las cejas de Campos de Trigo.

domingo, 25 de agosto de 2013

Subiendo el nivel

El verano me despista de la gratificante labor de escribir. Aprovecho que estoy en la oficina para hacerlo, como casi siempre. Me consta que nadie me lee por aquí y aunque lo hicieran no pasaría nada. Justo a mi lado hay uno que escribe un blog de cocina, enfrente, una señora de dudoso gusto se dedica a organizar sus excursiones y,  en diagonal, el padre del hijo de una lectora se echa cabezaditas después de comer. 

Ante todo, tengo que confesar que sigo en Pof. Entro mucho menos pero de vez en cuando me descubro mirando los perfiles de los tíos que me escriben y a algún alto y a algún rubio he contestado. Pero cuando veo que ya me estoy metiendo en berenjenales y lo que toca es quedar o pasarse el móvil, me echo para atrás y desaparezco. ¿Que por qué hago esto? No sé. ¿Por qué existimos? Tampoco lo sé. 

Hace poco un amigo me dijo que me vio en Pof y me hizo mucha gracia. Le he estado haciendo coaching para que mejore su perfil. Me dice que no tiene mucho éxito a pesar de que sus mensajes son amables y que siempre pone algo relacionado con el perfil de las chicas. No lo entiendo. Le he dicho que espere a septiembre que ahora estamos todos muy dispersos. También tengo planeado presentarle a una amiga que le pega un montón pero esto él no no lo sabe, que se pondría nervioso. No sé de dónde me viene lo de hacer de celestina pero se me da muy bien, a los hechos me remito.

A todo esto aún tengo que explicar lo del título del post.  Debo decir que noto mucho que tengo otro blog porque estoy mucho más suelta en esto de escribir y no me cuesta nada pasar del cuarto párrafo. Estoy pensando apuntarme a un curso de escritura para acabar con mis carencias y dar el salto definitivo a la fama. La verdad es que no entiendo por qué en siete años este blog no ha llegado a nada, cuando es claramente lo mejor de la blogosfera.

A Harvard (sé que estudió en esta universidad por el Facebook, no porque él lo dijera) lo conocí una noche de fiesta con las Bombones, mis nuevas amigas veinteañeras, Hel y la Mujer que Más liga del Mundo que ya hace bastante que no lo es pero que a estas alturas me da pereza cambiarle el mote. Mientras tomábamos una copa por el Born, los dos chicos con más clase de Barcelona empezaron a hablar con nosotras. De ahí fuimos todos al Magic y cuando ya encendían las luces me enrollé con el menos guapo de los dos, Harvard. La verdad es que el chico no me pegaba ni con cola pero después de salir a fumar juntos un par de veces y de beber sin parar, el chico me fue gustando cada vez más. 

Al salir, mientras amanecía, nos hicimos una foto Instagram con las manos de todos, Hel y yo insistimos en vano en hacer juntos una peña de lotería, los chicos querían que fuéramos a un after y otras cosas de borrachos que no recuerdo. Al final cada uno se fue a su casa y allí acabo una gran noche, de esas míticas que se recuerdan en el tiempo.


Al cabo de unos días quedé a solas con Harvard sin esperar mucho de la cita pero un poco nerviosa porque nunca había quedado con un chico más listo que yo. De hecho ya tenía la cara y la frase preparadas para cuando me contara que había estudiado en Harvard. Nunca lo hizo, una muestra más de su clase. Si yo hubiera estudiado allí, iría siempre con la sudadera y la carpeta bajo el brazo. Quedamos en una terraza con vistas sobre el Born y no entendí porque yo, que voy tan de que conozco Barcelona, no había estado nunca allí. La cita fue genial y acabamos en mi casa. El chico me hizo un chupetón enorme que difuminé un poco al día siguiente con una técnica que encontré en google que consistía en frotar la zona con una moneda. 


Al día siguiente me fui a Menorca, la isla que me hace feliz, y mantuvimos un poco el contacto por Instagram y Whatsapp (¡Hola mundo moderno!), pero a la vuelta me dio largas para quedar en plan que tenía mucho curro y que el finde tenía compromisos. Me sorprendió mucho porque al principio le vi entregadísimo, pero c'est la vie y vete a saber qué pasa por su mente. A mí, que tengo tiempo libre para dar y vender, me parece increíble que alguien pueda estar tan liado, pero dice Hel que los autónomos a veces van así. No sé, por si acaso, mejor que vaya abriendo nuevos frentes y ahora mismo sólo se me ocurre una vía: Pof, Pof, Pof.

En las fotos, la composición de manos que hicimos al salir de la discoteca y la terraza con vistas al Born donde me llevó Harvard.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Los hermanos Pof



Bueno, me he dado cuenta que tengo un público que me quiere. Esto me emociona y hace que mi ego, ya de por sí grande, aumente considerablemente. Así que voy a seguir contándoos mi apasionada vida de soltera por aquí.

En los últimos tiempos en mi móvil ha habido muchos mensajes de chicos que comparten apellido: Pof. En el post anterior ya conté mis dos primeras incursiones en esta salvaje página  de contactos y la cosa prometía, ya que con Markus Pof copulé y de David Pof medio me enamoré.

Lo de David Pof fue un bajón. Por WhatsApp ese chico era el mejor: nos pillábamos las bromas al instante, me enviaba canciones cada mañana y de vez en cuando me lanzaba algún piropo con mucha clase. Quedamos en una librería y yo estaba hecha un flan...hasta que lo vi. Me costó trabajo asumir que ese chico tartamudo, afeminado y enclenque era el mismo con el que yo había hablado durante una semana. Al instante vi claro que no me gustaba, pero como el chico había venido desde la Cataluña central y se había saltado sus clases para la cita, me vi obligada a pasar cinco horas a su vera.

Después de este bluf, decidí dejar atrás este tipo de encuentros. Una vez más mi credibilidad ha quedado por los suelos porque desde entonces he tenido tres citas Pof. No sé muy bien cómo ha pasado pero de repente me he visto abocada. Soy como una autómata que acudo a las citas con apatía sin haber hablado casi con ellos y me lo tomo un poco como un estudio antropológico. Quizás, inconscientemente lo hago porque quiero llegar a las siete citas que, cuando te apuntas, te dicen que son las necesarias para encontrar a tu media naranja.

El pobre Gerard Pof fue el peor parado de los hermanos Pof. Fue una cita que casi ni recuerdo porque le di media hora de mi tiempo. Fui con el pelo sucio y me tomé dos vermuts mientras él me contaba que era fan del heavy metal y que era Mosso d'Esquadra. Me despedí de él como quien se despide de un vecino y cuando di el primer paso ya le había olvidado. Nunca más supe de él, incluso a veces me pregunto si esa cita tuvo lugar.

Santi Pof, un chico argentino que vive en el Maresme, quiso quedar en la playa y cuando vi su cuerpo entendí por qué. De cara pinchaba un poco pero tenía un cuerpo diez y yo tuve que pasar el rato metiendo barriga y poniendo poses que suavizaran mis michelines. Hablamos un montón y tuvimos mucha sintonía aunque yo no me veía haciendo ningún tipo de acercamiento. Me fui a casa y nos enviamos algún mensaje en los días siguientes hasta que lo nuestro murió.

Francesc Pof, a pesar de llamarse casi igual que un ser adorable que conozco, resultó ser el peor de los tres. Yo ya tenía mis dudas pero, como dijo Hel, era quedarse en casa viendo una peli como las mujeres solas y mayores o ir a la cita. Con este argumento me convenció pero ojalá no le hubiera hecho caso. Quedamos en plaza Universitat y solo verle ya vi que éramos de diferente tribu urbana. El tío era un pijo, se dedicaba a las inversiones y estaba encantado de conocerse. Hablaba un catalán atropellado y fingía que le interesaba mucho lo poco que yo le contaba. Intentamos hablar de lugares comunes de la ciudad pero no hubo manera. Nos despedimos educadamente con la seguridad de que nunca nos cruzaríamos por la calle.

Después de esto, tengo cero ganas de tener otra cita de éstas, pero visto lo visto no me atrevo a asegurar que no volveré a caer. Creo que estoy enganchada. Además me da mucho material para nuevos posts. Nunca antes había escrito uno tan largo.

En la foto, los bambúes que me acompañan, y que tanta curiosidad despiertan, en mi foto de perfil del Pof.

jueves, 6 de junio de 2013

Resumen detallado de los últimos meses

¡Hola! Sé que puedo parecer un Spam pero no, soy yo. Hace un tiempo que vuelvo a estar soltera y muchos (bueno, dos personas) me han pedido que vuelva. Lo voy a intentar pero no prometo nada. Tengo otro blog que no es tan guay pero sí más mediático, así que si no noto vuestro apoyo, paso de volver.

Lo del padre de Jul duró más de año y fue muy bonito y muy feo a la vez. Es difícil resumir todo lo que pasó en un post y tampoco tengo muchas ganas. Para que os hagáis una idea el chico a los dos días fue bautizado como Ibex porque subía y bajaba como la bolsa y su cotización variaba a menudo.

Nuestra ruptura fue en octubre y salí bastante afectada. Desde entonces mi vida amorosa está estancadísima. El día en que se suponía que iba a acabar el mundo tuve un one stand night con un italiano del que ni recuerdo el nombre. Parecía que afrontaba bien mi nueva etapa pero fue sólo un espejismo.

Desde hace un mes estoy medio enganchada a una página de contactos, algo increíble en mí, pero supongo que la edad y la desesperación aprietan. La paginita en cuestión se llama POF, que suena a bluf y es lo que es. De momento he vivido dos experiencias extremas. Con un alemán quedamos, nos acostamos, estuvo un tiempo enviándome mensajes guarros y ahí quedó la cosa. La otra fue con un chico de la Cataluña central con el que viví un bonito romance por Whatsapp y cuando quedamos resultó ser afeminado y tartamudo.

Pues eso, que estoy en una época oscura de la cual espero resurgir pronto. Supongo que es cuestión de tiempo, aunque hoy no ha ayudado para nada que el Filete me anunciara que Pe, mi ex y fundador honorífico de este blog, iba a ser padre. 

En la foto, yo entre lágrimas después de recibir la buena nueva.