Llevo una semana intentando recuperarme de mi estancia en Malgrat de Mar. Fueron cuatro días muy duros en que mi delicada piel se vio sometida a todas las inclemencias del tiempo: sol, viento, frío, lluvia y hasta granizo. A raíz de esto tengo la piel requemada y cuando ayer me vio la Paqui (Paquita Ors), se echó las manos a la cabeza.
La principal conclusión que he sacado de estos días trabajando codo a codo con alemanes es que éstos son realmente muy diferentes a nosotros. Nos hacían estar a las ocho de la mañana a todos en frente del hotel. Mientras los de aquí llegábamos a y cinco de mala hostia, con parte del desayuno en la boca y medio dormidos, a menos cinco ya estaban todos los alemanes allí bien desayunaditos y con una sonrisa de oreja a oreja.
Nunca había visto nunca a una gente tan organizada. En el torneo participaban un montón de equipos y había ocho campos de fútbol repartidos en diferentes pueblos. Había que llevar a gente de un lado a otro, organizar la inauguración y la clausura, atender las quejas y mil cosas más. Con los alemanes estaba todo bajo control y no había ningún fleco dejado al azar.
Incluso yo, que vengo de una familia muy organizada con un toque alemán, que precisamente hoy ha estado en casa en su brigada mensual, quedé sorprendida. Lo más fuerte de todo es que al final uno de los mandamases se disculpó porque la organización no había ido bien del todo.
A parte de esto os quería comentar que sois unos lectores muy raros. Para un día que os doy carnaza, va y no decís nada. En cambio, cualquier listita estúpida os motiva de una manera desmesurada. ¡Quien os entienda que os compre!
En la foto, yo con los alemanes y así ya no me preguntáis si estaban buenos.
La principal conclusión que he sacado de estos días trabajando codo a codo con alemanes es que éstos son realmente muy diferentes a nosotros. Nos hacían estar a las ocho de la mañana a todos en frente del hotel. Mientras los de aquí llegábamos a y cinco de mala hostia, con parte del desayuno en la boca y medio dormidos, a menos cinco ya estaban todos los alemanes allí bien desayunaditos y con una sonrisa de oreja a oreja.
Nunca había visto nunca a una gente tan organizada. En el torneo participaban un montón de equipos y había ocho campos de fútbol repartidos en diferentes pueblos. Había que llevar a gente de un lado a otro, organizar la inauguración y la clausura, atender las quejas y mil cosas más. Con los alemanes estaba todo bajo control y no había ningún fleco dejado al azar.
Incluso yo, que vengo de una familia muy organizada con un toque alemán, que precisamente hoy ha estado en casa en su brigada mensual, quedé sorprendida. Lo más fuerte de todo es que al final uno de los mandamases se disculpó porque la organización no había ido bien del todo.
A parte de esto os quería comentar que sois unos lectores muy raros. Para un día que os doy carnaza, va y no decís nada. En cambio, cualquier listita estúpida os motiva de una manera desmesurada. ¡Quien os entienda que os compre!
En la foto, yo con los alemanes y así ya no me preguntáis si estaban buenos.